mercoledì 23 febbraio 2022

Una lettura de La lealtad de los girasoles

recensione di Sonia Luz

LEALTAD DE LOS GIRASOLES, una lectura en HOMENAJE A LA POETA PERUANA GLADYS BASAGOITIA

febrero 21, 2022 a las 12:32 am | Publicado en Artículos sobre LiteraturaComentarios diversosComunicación y CulturaDocumentosMiscelánea | Deja un comentario
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El 19 de febrero, en Lima, por iniciativa e invitación de la poeta Gloria Mendoza y la gestión del poeta Jorge Luis Roncal, tuve la gratísima oportunidad de participar en el homenaje que se rindió a la poeta Gladys Basagoitia, voz importante de la poesía peruana, nacida en Lima y residente desde hace muchos años en Perugia, Italia. Sin embargo, siempre en contacto con el país y su literatura, atenta a traducir y difundir nuestros trabajos.

LEALTAD DE LOS GIRASOLES


Mirar a lo alto, buscar. Beber con insistencia la luz, esa lealtad de los girasoles es lo que hallamos en cada breve texto que conforma el libro de Gladys Basagoitia, bello libro que fue el que elegí para comentar la tarde del 19 de febrero y del que ahora comparto algunas de las reflexiones que suscita.

¿Para qué la luz?  En este libro se le confiere a la luz una serie de significaciones y acciones. Es interesante observar que para el disfrute de la luz sea pleno, es necesario la abertura de la conciencia, un persistente estado de alerta. En un texto, “Atizar los sueños”, se encuentra, en unos cuantos versos, todo un discurrir al respecto.

Ahí hallamos que la luz es un fruto que se siembra y se cosecha. ¿En qué condiciones se produce esta siembra y cosecha? Con fatiga, con desgarro.

Y ¿Para qué? Para persistir y acompañada de amor “atizar sueños y levantarse al clarear el día.

“Atizar los sueños”

crecer sembrando

Cosechando la luz

Fatigo Me desgarro
¿Qué es lo que me empuja

a persistir?
¿Por qué con amor

Atizo los sueños

Y siempre me levanto

¿Al clarear el día?

La luz que brilla en cada página de este libro no es solo la del entendimiento, la del conocimiento, es “aroma vital” que procede de lo alto, una “energía infinita” sí, pero alojada en el pecho. Hermosa imagen. Eterno, inmenso, son expresiones que remiten a espacios inconmensurables y aquí sabiamente la voz que habla en el poema nos conduce al espacio del pecho, el espacio de la intimidad. He aquí otro de los grandes temas que guarda este conjunto de textos y es la trascendencia, fe que vence tinieblas y que ayuda a sobrevivir a toda acechanza y reconforta en las horas de dolor.

“Eterno”

se manifiesta

En la esencia de los elementos

La energía infinita

Es eterna pero no es visible

Aroma vital de la vida

Su gloria resplandece

en el pecho

ilumina el conocimiento

turbados, pero no angustiados

vivificados por el espíritu

confiando en la esperanza

del espíritu que nos vuelve libres

desde las tinieblas llega la luz.

La complejidad de la existencia queda expuesta en distintos momentos. Hay recuerdos que actualizan sensaciones como las expresadas en este meditado texto en el que a partir del viento que se percibe la conciencia se abre a la dignidad del cuerpo y de su carácter indispensable:

“También cuerpo”

llega rumoroso del mar

Un ligero soplo de viento

Algo pensado

Y no dicho a su tiempo

Un perfume más que una sensación

Y se manifiestan los sentimientos

en una atmósfera rarefacta transparente

y quedo en la sombra

buscando más íntimas satisfacciones

parece que todo fuera absorbido por el enigma

y la verdad es un golpe en el estómago

no solo espíritu ardiente

sino también carne, nervios, sangre

ser conscientes que el alma

necesita también un cuerpo

Poesía narrativa que comunica con hondura observaciones y hallazgos en torno a la experiencia humana denotada en gestos sencillos, cotidianos, por ejemplo, en esta estampa hogareña que tiene como protagonista la conciencia que recuerda el sentir de la niña frente a señales de ternura entre sus padres.

“Madre”
al improviso me llega la imagen

De mi padre que con ternura

Te teñía la cabellera plateada

De ese negro luminoso que tenías

Y que yo admiraba de pequeña

Madre, te veo cuando sonriente

Abrazabas el ramo de rosas rojas

Que mi padre te regalaba el día

De diciembre de nuestro cumpleaños
“¡Cuánto me hace falta nuestro abrazo!”

Me decías: “Cuando tu padre estaba lejos

fue tu nacimiento mi precioso regalo”
Ahora que estás en el reposo eterno

bebo la leche de tu sabiduría

en la biblia que nos leías siempre

cada día con tu acento melodioso

la biblia que después de la muerte

de mi padre, conservo emocionada.

Poesía muy personal y de marcado lirismo pero que no deja de estar atenta a todo lo que ocurre en el exterior y causa conmoción poética. Por ejemplo , la exaltada confesión de este texto, “Abrazo el panorama”

Desde la ventana veo el panorama

Que se ensancha

Y parece que responde

Al abrazo de mi mirada

A mis brazos abiertos

Con los que siento abrazarlo

A despecho de las nubes enredadas

Y de verdad siento que se me dilata el corazón

Delante de la hermosura.

El panorama exterior toma con frecuencia la forma humana, y aquí la solidaridad con el o la que sufre es notoria. Los más pequeños, los tristes, aquí tienen cabida.  Les propongo la lectura de dos poemas que comparten el tema de la soledad o las dificultades del migrante, El primero tiene la mención a una joven mujer a la que se observa con sensibilidad y de la que se da señas muy precisas del desamparo en el que vive su inminente maternidad.

“Sola”
pequeñita

Encinta próxima al parto

En su mirada angustia y miedo

Parece que sufre por estar en el mundo

Violada         extranjera

Muy pobre

Sola

Un nudo en la garganta  yo consciente

Que mi dolor no la ayuda ni cambia

Las cosas / desgarrada muy triste sabiendo

Que mi llanto no evita la violencia

No cultiva no hace crecer el bien

Lloro por todas las madres desoladas

Mujeres violadas aún siendo niñas

El otro poema es “Emigrante”. Suerte de testimonio de la autora pero que , sin embargo, tiene tanta verdad y minucioso recorrido por la subjetividad de migrante en sus motivaciones, los desafíos individuales y los que le presenta el nuevo contexto y para culminar la exposición de las razones para asirse a la existencia.

“Emigrante”
He tenido que emigrar de mis raíces

Para no enloquecer de impotencia

Para mutar mi destino

He gustado la magia de la nueva esperanza

De un camino diverso de un amplio horizonte

He sembrado yo misma los frutos de la paz

He sembrado las flores prodigiosas de mi jardín

El tiempo estaba maduro para realizar el viaje

Dentro de mí misma en lo profundo íntimo

Tenía la justa edad para nadar con deleite

En el mar de un futuro desconocido mágico

Todo hecho de amor aceptando las dificultades

De cuchillos de sangre de las heridas inevitables

De crecer en soledad, pero con la fe en el padre

Con la fuerza de ensueño con su benevolencia

Y su santo amor y misericordia.

En este testimonio, la voz que habla en el texto, si bien lo hace en primera persona, encarna las motivaciones del emigrante, de todo emigrante (“no enloquecer de impotencia”, “Para mutar mi destino”) también las esperanzas y la exaltación de lo nuevo , “la magia de la nueva esperanza”; un “amplio horizonte”. Lo construido en la tierra de acogida es señalado aquí con complacencia “He sembrado yo misma los frutos de la paz”. Es decir, se ha construido un espacio placentero y da las razones íntimas, particulares, para ponderar los frutos benéficos, positivos de la decisión de emigrar, pese a las dificultades y las heridas inevitables, y dirá:

“El tiempo estaba maduro para realizar el viaje

Dentro de mí misma en lo profundo íntimo

Tenía la justa edad para nadar con deleite

En el mar de un futuro desconocido mágico.”

En La lealtad de los girasoles, esa será la nota dominante, la paz inextinguible, una voluntad de asir la vida por sus aspectos más claros, benéficos, una sonrisa profundamente agradecida a la luz que bebe de lo alto, una mujer que se ilumina de inmenso, como los girasoles. Una poeta que nos abre las ventanas de par en par y nos desea en su texto final “un florecer de astros/ las centellantes alas doradas del amor/ …/ las sonrisas de la luna/…/la armonía divina/la flor de ese prodigio que es la poesía” (“Para ti con amor”) Ella, Gladys Basagoitia.


Gladys Basagoitia Dazza, poeta peruana nacida en Lima, de profesión bióloga, sin embargo, desde muy joven se integró al Grupo de poetas Primero de Mayo a mediados de los años 60’. Reside en Italia desde hace mucho tiempo pero ha participado de la literatura en el Perú, especialmente realizando traducciones de obras de escritores peruanos al italiano. Paralelamente, en otros países en los que ha obtenido premios por su trabajo poético.

De larga y rica trayectoria, ha publicado su sobras en Argentina, México, Estados Unidos, Nicaragua, Portugal. Sus poemas se pueden encontrar en: «Fiera Letteraria» (n. 18, 1971), «L’odore dei Limoni» (Guerra Ed., 1994), «Memorie in valigia» (III antología del concurso Eks&Tra, Fara, 1997), «Parole oltre il confine» (IV antología del concurso Eks&Tra, Fara, 1999), «I poteri delle donne» (Comitato Internazionale 8 Marzo, Perugia, 2000), «Connessioni» (editado por M.C. Landi, Florencia, 2002) y otros lugares.
Algunas de sus obras son «La zarza ardiendo» (Tesis Editorial, Perú, 1964), «Peces ebrios» (Editorial Instituto Cultural Peruano-Japonés, 1969, Premio J.M. Arguedas, Lima), «Otra vez sobre el viento» (Editorial Poemas del camino, Miami – U.S.A., 1967),
«L’Infinito amore» (Città di Castello, 1986), «Donna eros» (Quaderni contro l’inverno, Perugia, 1992), «Selva invisibile» (F. Fabbri Ed., Perugia, 1997), «Il sorriso del fiume. Racconti d’infanzia e del Perú» (Comitato Internazionale 8 Marzo, Perugia, 1995), «Polifonia» (Edizioni Tracce, Pescara, 2000), «Mujer eros» (Ediciones Flora Tristán, Lima, 2001), «Aguafuerte» (Ediciones Flora Tristán, Lima, 2003), entre muchas otras obras.

La lealtad de los girasoles , edición bilingüe lleva una Introducción de Alessandro Ramberti y una Carta Prefacio de Ruth Cárdenas Vettori. Es una edición de FaraEditore, Florencia, 2018

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